Actualmente, las cooperativas y asociaciones enfrentan diversos retos que comprometen su sostenibilidad y crecimiento. Para las cooperativas, uno de los mayores desafíos radica en lograr una gestión transparente y participativa que fomente la confianza entre sus socios. Además, existe la necesidad de adaptarse a un entorno competitivo mediante la mejora de su estructura organizativa y la capacitación continua de sus miembros. Otro aspecto crítico es la inclusión de sectores tradicionalmente marginados, como las mujeres y las nuevas generaciones, cuya participación resulta clave para garantizar su renovación y dinamismo.
Por otro lado, las asociaciones enfrentan el desafío de mantener el compromiso de sus integrantes en un contexto donde los intereses y prioridades pueden variar. También deben reforzar su capacidad de gestión y adaptarse a cambios externos sin perder de vista sus objetivos sociales o culturales. Tanto cooperativas como asociaciones comparten el reto de visibilizar su impacto en la sociedad y posicionarse como actores relevantes en el desarrollo local y económico, enfrentando así el desconocimiento que aún persiste sobre su papel.