El conocimiento ancestral sobre las plantas medicinales debe formar parte de la medicina actual, pero siempre con respaldo científico. Durante siglos, diversas culturas han utilizado plantas con propiedades curativas, y hoy la ciencia ha demostrado que muchas de ellas contienen compuestos con efectos terapéuticos reales. Sin embargo, para que su uso sea seguro y eficaz, es clave estudiar sus dosis, posibles efectos secundarios e interacciones con otros tratamientos. Además, integrar estos saberes en la agroecología permite cultivarlas de manera sostenible, protegiendo la biodiversidad y promoviendo un acceso más equitativo a la salud. Al combinar la sabiduría ancestral con el rigor científico, podemos aprovechar lo mejor de ambos mundos para mejorar la calidad de vida de las personas.