Los SAF garantizan una producción continua porque diversifican los cultivos y aprovechan diferentes ciclos de cosecha. Esto no solo asegura un suministro estable de alimentos, sino que también mejora la salud del suelo y fomenta la polinización natural, al atraer a insectos como abejas y mariposas. Sin embargo, ¿cómo podemos garantizar que estos sistemas sean rentables para los agricultores?