El reconocimiento político de la cooperación como motor del desarrollo en América Latina requiere un enfoque integral que combine visibilidad, incidencia política y fortalecimiento institucional. Es clave que los gobiernos adopten marcos regulatorios que incentiven la cooperación y la alineen con los ODS, asegurando financiamiento y capacitación para su sostenibilidad. La educación en economía solidaria desde las bases y la promoción de la participación ciudadana refuerzan la legitimidad de estos modelos. Además, la cooperación Sur-Sur y la integración regional deben potenciarse mediante acuerdos estratégicos que fortalezcan las redes de colaboración. Con transparencia y mecanismos de reporte efectivos, la cooperación puede consolidarse como una herramienta clave para el desarrollo sostenible en la región.
