También es cierto que la cooperación es parte fundamental del desarrollo económico, social y sostenible, que permite a las comunidades unirse para alcanzar objetivos comunes y fortalecer su representación. Como se mencionó anteriormente, las cooperativas combinan los valores democráticos con la eficiencia económica, permitiendo una participación equitativa en la toma de decisiones.
En la gestión cooperativa, el principio de “un socio, un voto” es esencial para garantizar que las decisiones reflejen los intereses colectivos y no sólo aquellos que suponen un gran desafío para el capital. Esto diferencia a las cooperativas de otros modelos de negocio y fortalece su sostenibilidad en el tiempo. Un caso interesante es el de la Cooperativa de Producción Agropecuaria Montecillos en Honduras, que ha logrado mejorar las condiciones de vida de sus socios integrando estrategias conjuntas de comercialización y acceso a financiamiento (FAO, 2020).
En cuanto a las insatisfacciones en América Latina, es importante saber que el reconocimiento político es crucial. Muchas veces, las cooperativas han encontrado dificultades para acceder a financiación y competir con grandes empresas. Sin embargo, como se menciona en el caso de Brasil, cuando las cooperativas reciben apoyo estatal pueden generar empleo y dinamizar las economías locales. Un ejemplo adicional es el modelo cooperativo en Argentina, sector que ha sido clave para la producción agrícola y la provisión de servicios financieros en las comunidades rurales (CEPAL, 2022).
Por último, creo que fortalecer la educación cooperativa y promover la digitalización pueden ser estrategias clave para impulsar su crecimiento. ¿Cuáles son sus opiniones sobre el impacto de la tecnología en la gestión y expansión de las cooperativas en América Latina?
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Cette réponse a été modifiée le il y a 1 mois et 1 semaine par
rscarrasco@uce.edu.ec.
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