Los sistemas agroforestales, al combinar diferentes especies vegetales y animales, diversifican la producción, creando un sistema resiliente a plagas y clima adverso. Los árboles dan sombra y protección, extendiendo la temporada de crecimiento. La materia orgánica mejora la fertilidad del suelo, reduciendo la necesidad de químicos. Las raíces previenen la erosión, y los árboles secuestran carbono, mitigando el cambio climático. Además, atraen diversas especies, aumentando la biodiversidad.
