Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la agroecología al promover prácticas sostenibles, la soberanía alimentaria y la conservación de la biodiversidad. Su conocimiento en el manejo de semillas, cultivos agroecológicos y producción diversificada fortalece la resiliencia de los ecosistemas y la seguridad alimentaria. Además, impulsan economías locales a través de cooperativas y mercados solidarios, fomentando el comercio justo. Su liderazgo en la transmisión de saberes ancestrales y la gestión de recursos naturales contribuye al desarrollo sostenible, equilibrando la producción agrícola con la preservación del medioambiente y el bienestar comunitario.