xisten diversas prácticas ecológicas clave que contribuyen a la sostenibilidad agrícola. Una de ellas es la agroforestería, que integra árboles y cultivos agrícolas, lo que mejora la biodiversidad, protege el suelo y regula el ciclo del agua. Otra práctica importante es la rotación de cultivos, que ayuda a evitar el agotamiento de nutrientes en el suelo, reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos. También se utiliza la siembra directa o mínima labranza, que disminuye la erosión del suelo y mantiene la estructura del mismo. El uso de abonos orgánicos derivados de residuos vegetales y animales mejora la fertilidad del suelo sin dañar el entorno. Finalmente, la conservación de los recursos hídricos mediante técnicas de manejo adecuado de las cuencas hidrográficas y el uso eficiente del agua asegura que la agricultura sea viable a largo plazo. Estas prácticas contribuyen a mantener los ecosistemas saludables, aumentar la resiliencia ante el cambio climático y asegurar una producción sostenible a lo largo del tiempo.