Los agricultores enfrentan desafíos como la falta de conocimiento y capacitación en técnicas agroecológicas, recursos limitados para la transición, dificultades para acceder a mercados que valoren sus productos, políticas agrícolas que no los favorecen y resistencia al cambio por parte de algunos agricultores. Para superar esto, se necesitan programas de capacitación, incentivos financieros, creación de mercados locales, políticas de apoyo y divulgación de los beneficios de la agroecología.
La agroecología, a diferencia de la agricultura convencional, ofrece múltiples beneficios que la convierten en una práctica más sostenible y resiliente. En primer lugar, mejora la salud del suelo a través de técnicas como el compostaje y la rotación de cultivos, lo que aumenta su fertilidad y capacidad de retención de agua. Además, fomenta la biodiversidad al integrar diversos cultivos y árboles, creando ecosistemas más equilibrados y resistentes a plagas y enfermedades.