La preservación de especies medicinales requiere la colaboración de comunidades, científicos, gobiernos y empresas. Las comunidades indígenas pueden compartir conocimientos sobre su uso sostenible, mientras que los científicos validan sus propiedades y promueven cultivos controlados. Los gobiernos deben establecer regulaciones que protejan estas especies y fomenten su conservación mediante incentivos. Las empresas pueden apoyar la producción sostenible y el comercio justo, evitando la sobreexplotación. Además, la educación ambiental y la reforestación ayudan a mitigar la pérdida de hábitats. La cooperación entre estos actores garantiza que las plantas medicinales se conserven para futuras generaciones sin comprometer los ecosistemas.
