La agroecología es flexible y puede ajustarse a estas diferencias mediante:
Costa: Sistemas agroforestales, cultivos diversificados (cacao, plátano, café), manejo eficiente del agua en zonas áridas.
Sierra: Rotación de cultivos, terrazas, conservación de suelos, fortalecimiento de la agricultura familiar.
Amazonía: Sistemas de chakra amazónica, policultivos, protección de bosques y recursos hídricos.
Galápagos: Agricultura ecológica controlada para reducir impactos sobre la biodiversidad única de las islas.
Favorece la producción local de alimentos saludables y diversificados, reduciendo la dependencia de importaciones.
Preservación de suelos y agua: Evita la erosión, mejora la fertilidad y conserva fuentes hídricas mediante prácticas regenerativas.
Reducción de costos: Disminuye la necesidad de insumos externos (fertilizantes y pesticidas), favoreciendo la economía de pequeños agricultores.
Mayor resiliencia climática: Diversificación de cultivos y uso de variedades nativas mejoran la capacidad de adaptación al cambio climático.
Protección de la biodiversidad: Favorece la coexistencia de flora y fauna nativa, protegiendo ecosistemas clave.