Fomentar una mayor participación de la comunidad en la planificación de acciones que impacten su futuro requiere estrategias que promuevan la inclusión, el empoderamiento y la colaboración activa. Es fundamental movilizar a las comunidades para que se sientan parte del proceso, permitiéndoles adquirir mayor control sobre sus vidas y su entorno, lo que implica adoptar métodos que involucren a la población en la recolección de datos, la toma de decisiones y la implementación de estrategias. Además, fortalecer el liderazgo público y crear espacios de diálogo inclusivos fomenta una gobernanza más participativa y efectiva, donde las comunidades pueden identificar problemas comunes, movilizar recursos y trabajar juntas hacia objetivos compartidos, asegurando que sus voces sean escuchadas y valoradas.
