Estoy totalmente de acuerdo: la agroecología comunitaria es clave para un biocomercio amazónico sostenible, uniendo el conocimiento tradicional con la ciencia moderna.
Sus beneficios son amplios: conserva la biodiversidad, promueve la justicia social y da autonomía económica a las comunidades. Esto fortalece su alimentación y hace sus economías más resistentes.
Sin embargo, las comunidades enfrentan limitaciones importantes. El acceso limitado a mercados justos, la falta de infraestructura y la escasa financiación son obstáculos grandes.
Para los estándares comerciales, sugiero crear certificaciones específicas para la Amazonía, diseñadas con las comunidades. Así, los criterios serán relevantes y se impulsará una bioeconomía circular, evitando prácticas dañinas.
Finalmente, me pregunto: ¿Qué tan central debería ser la gobernanza comunitaria en la verificación de estos estándares?