En Ecuador, el uso de la medicina tradicional ha permitido que numerosas generaciones traten distintas afecciones con plantas como la pulguilla y la hierba gatera. No obstante, en un contexto donde la ciencia avanza a gran velocidad, es fundamental encontrar maneras de combinar este saber con la medicina basada en evidencia. Para lograrlo, se requieren investigaciones que validen sus efectos terapéuticos y faciliten su integración en tratamientos médicos de manera segura.
Es imprescindible reconocer y respetar los territorios y conocimientos de los pueblos indígenas en cualquier estudio. Las comunidades deben ser participantes activas y no solo fuentes de información, asegurando que el desarrollo de fármacos a partir de plantas medicinales no derive en explotación. Además, establecer acuerdos que beneficien a estas poblaciones permitirá un uso justo de los recursos, fomentando tanto la preservación de la biodiversidad como el fortalecimiento de las tradiciones ancestrales.