Sí, el conocimiento ancestral sobre las plantas medicinales debe implementarse en la medicina actual, pero de manera científicamente validada y éticamente responsable.
Riqueza terapéutica: Muchas plantas medicinales usadas por comunidades ancestrales han demostrado tener propiedades curativas. Ejemplos como la quinina (malaria) y la aspirina (derivada del sauce) muestran el potencial de estas prácticas.
Sostenibilidad y accesibilidad: Las plantas medicinales pueden ofrecer tratamientos más accesibles y sostenibles para comunidades rurales o con recursos limitados.
Complementariedad: La medicina actual y la tradicional no tienen por qué ser opuestas; pueden complementarse, ampliando el rango de tratamientos disponibles.
Preservación del conocimiento: Integrar este saber en la medicina moderna ayuda a conservar y respetar una herencia cultural invaluable.