El turismo comunitario puede influir positivamente en el sector financiero de un municipio al generar ingresos directos para pequeñas empresas locales, como hospedajes y restaurantes, e impulsar la creación de empleo en diversas áreas, como transporte, agricultura y artesanía. Además, fomenta la mejora de infraestructuras locales, como carreteras y servicios públicos, y aumenta la recaudación fiscal a través de impuestos sobre servicios turísticos. Esto diversifica la economía local, reduciendo la dependencia de otras actividades económicas y promoviendo un desarrollo más sostenible y equitativo.